-¡¡Vayamos a coger setas!!-gritó mi hermana mayor.
yo, necesitado de aventuras la volví a seguir una vez más.Confiado al principio, me fui extrañando al ver que no íbamos hacia el pinar cercano a nuestro pueblo.
-¿donde vamos? ¡de nuevo me estás engañando!-la dije mientras nos acercábamos a la cima de una loma cercana, pero ella no escuchaba. Caminaba cada vez más deprisa, sin oír mis quejas. Al llegar a lo más alto, mi hermana miró hacia arriba y me sonrió, yo no podía creer lo que estaba viendo, una autentica lluvia de zetas de todos los tipos, formas y colores caía del cielo, había mayúsculas, minúsculas, góticas, de imprenta.... Zetas que se deshacían al tocar el suelo como los primeros copos de una nevada.
Mi hermana bajó corriendo ladera abajo y gritándome -¡vamos, cógelas antes de que lleguen al suelo!
aun extrañado la hice caso y me puse a coger todas las zetas que pude.
Esa noche nos pusimos a rellenar varios cuadernos con palabras que llevaban nuestras zetas, zapato, zancos, zumbido, zumo, azucar,taza, pazo, zzzzzz.....y nos quedamos dormidos.
Al día siguiente, en el cole, la profesora nos explicó que el pueblo donde vivíamos esta situado en la provincia de Sevilla, y que como la gente allí cambia al hablar la zeta y la ce por la ese, en las nubes se concentran todas las ces y las zetas que nadie dice, y cuando las nubes están muy cargadas de letras, las van dejando caer poquito a poco para que la gente no se olvide de ellas.
Y colorado colorín, con la zeta el abecedario tiene fin...
Para alicia y javi, mis sobrinos
Me ha guztado mucho ;o)
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