lunes, 8 de marzo de 2010

lunes

bip bip bip...bip bip bip... sonó el despertador, como cada lunes. La misma cara de sueño, el mismo ritual del café, las mismas prisas....
Lo único que hace diferente a este día es el optimismo que me genera, la fuerza que me induce a pensar que todo va a ser posible. Luce un sol espléndido que me invita a salir a la calle, pletórico,
exhultante, positivo -¡hoy si, esta será mi semana! ¿objetivos?...cientos ¿planes?...unos cuantos.
Ya en la calle me paro en un semáforo, al otro lado hay personas que esperan cruzar. Igual que yo, manejan su cara con una sonrisa de oreja a oreja, se les nota que también esperan mucho de este lunes primaveral.

Mientras espero a que aparezca el
hombrecito verde del semáforo, observo algo parecido a una nube naranja de polvo cargada de ideas que viene llevándose todos los planes semanales de la gente que encuentra en su camino. Todo el mundo corre, huye despavorido, se tropiezan...¡socorro!...¡ayudenme!!
En un momento, desde el refugio en una tienda cercana, contemplo toda la calle teñida de palabras rotas, pequeños anhelos y un polvo naranja
finísimo que se introduce por todas las rendijas.
Tengo la sensación de ha sido un tiempo muy largo, sin embargo, no han bastado más de treinta segundos para crear un caos total que conforme se va disipando el polvillo naranja, va dejando entrever, un rastro de letras, medias palabras, y caras angustiosas de miedo
en la gente que no ha podido refugiarse a tiempo. Nos miramos con cara de perplejidad unos a otros, de repente alguien grita -¡mirad, han desaparecido! ¡no está, se lo ha llevado!- A duras penas, nos acercamos algunos hasta allí, y comprobamos con asombro ante un calendario que no hay lunes en el .-¡¡han desaparecido todos los lunes del calendario!!-
Al principio había una ligera sensación de alivio, puesto que no era nada contagioso ni mortífero, pero conforme fueron pasando las horas y hemos ido volviendo a nuestros quehaceres, nos hemos encontrando cada vez más y más cansados, como si de un viernes o un sábado se tratase.
Han aparecido profetas que amenazan con el fin del mundo, vendedores de complejos vitamínicos, políticos variopintos que profetizan con la reducción de la semana laboral... todo es susceptible de venderse para paliar las consecuencias de las cansadas semanas sin lunes que nos han convertido en zombies durante los seis días restantes.

Pasan ya unos meses desde que ocurrió esto, y han sido incontables las bajas por
estres y otras enfermedades como el insomnio sin que nadie encuentre un posible remedio a tan grande desaguisado, pero hoy, no se sabe por que razón, una niña ha pedido ser escuchada por radio y televisión, dijo que tenía un posible remedio para todo esto. Tras mediar su profesora para que la escuchen, no sin mucho esfuerzo, puesto que a los mayores no les gusta que los niños tengan soluciones a sus problemas, la han concedido unos segundos en televisión en los que la niña ha dicho:
-...bueno, creo que si repartimos nuestros deseos entre todos los días de la semana, el lunes no se sentirá tan agotado, y podrá volver a los calendarios, por que no es el el que tiene que concedernos los deseos, somos nosotros quienes tenemos que hacer que se cumplan con nuestro empeño al hacer las cosas...


Y así es como la gente ha aprendido a repartir sus expectativas entre todos los días de la semana, y el lunes ha podido volver al calendario.

dedicado a virginia y a nervio, que anda pachuchillo

1 comentario:

  1. A veces dividir es complicado. Yo, por ejemplo, nunca sé q hacer con el resto si la división no es exacta.

    Me gusta q los niños sean los héroes :o)

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