miércoles, 3 de marzo de 2010

ALGO DE LIBROS

A María, estudiante de antropología, la encantaba leer, imaginaba situaciones de pasíon con los autores que escribían los libros que caían en sus manos. Cambiaba de amante como cambiaba de libro y sus fantasías iban de lo romántico a lo salvaje, de lo extravagante a lo anodino, aunque nunca duraban mas de dos o tres días, una semana como máximo, lo que le procuraba una imaginaria vida sexual bastante variada. No le faltaban amantes de verdad, pero ella, fiel creyente de las casualidades, no terminaba de encontrar alguno a su medida.
Ya eran varios días los que llevaba entregada a su nueva pasión, un libro de un autor poco conocido que siempre llevaba en su bolso a todos lados, -por que somos como somos- era el título en cuestión, todo un tratado del funcionamiento neuronal y fisico en las personas, motivo por el que María había forjado un lazo más fuerte hacia este autor que hacia los demás, y deseaba a toda costa tener un encuentro físico con el, por lo que en el camino de vuelta a casa desde la facultad, en el vagón del tren de cercanías que la transportaba, se dedicó a mirar por la ventana mientras buscaba alguna manera de poder verle.
Distrajo su atención un pasajero que se sentó enfrente de ella, y le observó con detenimiento, su vista fue bajando hasta llegar a las manos de el, que estabán sacando un libro de una mochila. El tamaño del objeto le pareció conocido, lo que hizo que fijase un poco más su atención. Sintió una simpatía momentanea cuando reconocío la portada y el título -¡vaya, que casualidad! es el mismo libro que estoy leyendo yo- pensó, y siguió observando, como las manos de aquel pasajero acariciaban las páginas de el libro, lo que la hizo cerrar los ojos e imaginarse junto a su escritor en un sillón, mientras este, le leía sus páginas preferidas. Solo que esta vez, a diferencia de las anteriores, no podía ver en su sueño la cara de su amado. Por más que lo intentaba, el rostro que aparecía era el de su compañero de viaje, lo que la inquitaba bastante.
Estaba tan sumida en sus pensamientos que apenas oyó el nombre de su localidad por la megafonía del tren, por lo que, abrió los ojos y se dispuso a levantarse, pero se topó con la sonrisa cómplice de su vecino de enfrente. Trató de devolvérsela con algo de timidez, pero se rehízo, y antes de que el dijese alguna palabra, sacó el libro y un bolígrafo que guardaba en su bolso y, abriéndolo por la primera página se lo acercó al hombre diciéndole; -¡espero que le guste el libro tanto como a mí! ¿le importaría firmarmelo?.

Recogió su libro firmado y se fue hacia la puerta del vagón del tren de cercanías que se acababa de detener en su estación.

3 comentarios:

  1. De casualidades está el mundo lleno, pequeño amigo utótono, y casi todas viajan en tren junto al azar.

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  2. ...traigo
    sangre
    de
    la
    tarde
    herida
    en
    la
    mano
    y
    una
    vela
    de
    mi
    corazón
    para
    invitarte
    y
    darte
    este
    alma
    que
    viene
    para
    compartir
    contigo
    tu
    bello
    blog
    con
    un
    ramillete
    de
    oro
    y
    claveles
    dentro...


    desde mis
    HORAS ROTAS
    Y AULA DE PAZ


    TE SIGO TU BLOG




    CON saludos de la luna al
    reflejarse en el mar de la
    poesía...


    AFECTUOSAMENTE:
    SIN MAYUSCULAS


    ESPERO SEAN DE VUESTRO AGRADO EL POST POETIZADO DE LOVE STORY, CABALLO, LA CONQUISTA DE AMERICA CRISOL.

    José
    ramón...

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  3. disculpa el retraso josé ramón. Precioso tu comentario.
    Bienvenido a mi casa. Sigo tus blogs
    muchísimas gracias

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