martes, 21 de febrero de 2012

¡Estas son mis armas y con ellas intentaré cambiar el mundo!

 ¡Estas son mis armas y con ellas intentaré cambiar el mundo!
 -pensó el joven estudiante mientras se armaba de valor y mostraba el libro que les había mandado leer el profesor este trimestre a un ser carente de cualquier tipo de sensibilidad que se oculta bajo un disfraz de terminator, y al que han adoctrinado para evitar todo tipo de concentraciones que ensucien la imagen de un país que vive por y para el turismo, un país que está pagando muy cara su imagen de marca de calidad por que padece una gangrena irreversible y cuyos autoproclamados galenos no saben como atajar.

 Evidentemente ante alguien adoctrinado para la represión de las concentraciones, un número incontable de letras delante de sus ojos es una manifestación, con lo que automaticamente su cerebro comienza a analizar toda la información recibida,y al no encontrar nada parecido, su cortex cerebral pasa rapidamente a modo de combate, sus ojos se le encolerizan y ante tamaña afrenta se dispone a dar palos a diestro y siniestro a todo aquel que se pone por delante, guardando el bienestar del sufrido ciudadano. Pues que por favor alguien me explique a mí quien es el sufrido ciudadano, por que aquí estamos alcanzando todos. Estos adolescentes son el futuro, nuestro futuro, y no quiero que peguen a unos chavales que simplemente luchan por una cuba de gas-oil para la calefacción.